El pasado mes de junio un cliente me encomendó iniciar la búsqueda de un perfil comercial con el único requisito de que tuviese experiencia en el sector. La posición se situaba geográficamente en una provincia del interior de España.

Considerando el sector, la ubicación geográfica y otros aspectos del puesto me pareció de lo más razonable publicitar el puesto en dos de las más conocidas bolsas de empleo que en la actualidad hay en España.

Tuve, por tanto, la oportunidad de poder revisar una cantidad importante de curricula y todo ello me generó algunas reflexiones y ninguna de ellas tranquilizadora por lo que respecta a nuestro mercado de trabajo y a nuestro tejido productivo. Intentaré ser conciso a la hora de exponer que es lo que me llamó la atención.

Multitud de perfiles profesionales con una formación que nada o casi nada tenía que ver con el desempeño profesional que habían desarrollado una vez finalizados los estudios. Y cuando se ve esto una y otra vez no puedo evitar preguntarme acerca de las verdaderas razones para ello. Y esto sucedía tanto con los titulados superiores como con los que habían estudiado FP. Por tanto, ¿tiene sentido que se estudie una formación que luego no parece tener ninguna salida profesional, ¿para qué ha valido esa formación?

Muchos perfiles profesionales con escasa cualificación formativa y escasa cualificación profesional porque durante los años de trabajo han desempeñado tal variedad de tareas y, habitualmente, por breves períodos de tiempo, con lo que no han podido consolidar una mínima formación continua. ¿Qué futuro profesional les espera a muchas de esas personas cuya banda de edad se mueve desde los 25 a los 55 años?

¿Qué clase de tejido productivo tenemos que no ha sido capaz de absorber a las personas que salían con una determinada formación?, ¿qué clase de tejido productivo tenemos que no ha sabido/podido dar una mínima continuidad laboral/profesional a tantas personas?, ¿qué clase de modelo formativo/productivo tenemos que no es capaz de generar oportunidades para tantas y tantas personas?

Me parece pues, que no solo tenemos un problema muy grave de edadismo en nuestro mercado de trabajo, sino que hay una cantidad muy notable de población en estando edad de trabajar seguirá en desempleo y cuando trabaje lo hará en puestos de los que la modernidad denomina de “escaso valor añadido” sin que ello les permita crecer profesionalmente y, en consecuencia, hacer crecer a la sociedad.

Se nos llena la boca con el management, con la idea de rrhh en las organizaciones, con el upskilling y el reskilling, con la digitalización (necesaria e inevitable), con la sostenibilidad y tantas otras cosas. El riesgo que corremos es que no veamos lo que hay por debajo, miles y miles de personas a las que se está condenando a repetir un día tras otro una vida sin horizonte de aprendizaje y crecimiento profesional. Un sociedad incapaz de crear y distribuir riqueza material y de conocimiento.

Mal asunto, muy mal asunto porque eso significa que muchas personas sí se están quedando atrás.

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