Yo no soy ningún experto en materia de productividad (en eso que antes se llamaba gestión del tiempo), pero dejadme que os cuente una historia.
Hace ya muchos años cuando estaba trabajando en una empresa farmacéutica salía de una reunión en un despacho de abogados muy cerca de la plaza de la Lealtad. Al pasar al lado del monumento a los caídos pude ver como había varios grupos de soldados de tierra, aire y marina preparados para hacer un homenaje a los caídos. Qué queréis que os diga, a mi esas cosas me gustan y me entretuve mirando. Dejé mi maletín en el suelo (era una época en la que aún no existían esas mochilas modernas) y me dispuse a disfrutar del momento. Se me ocurrió mirar el reloj y me di cuenta de que se me hacía tarde. Tenía que coger el tren en Recoletos e irme a Tres Cantos donde estaba la sede de mi empresa, porque tenía una reunión. En ese momento me di cuenta de que mi tiempo, demasiadas veces, no me pertenecía, sino que pertenecía a otros. Y sospecho que eso nos pasa a todos y más cuando trabajas en una organización.
Tiempo después, descubrí este vídeo que adjunto. Y me di cuenta de que el niño no tenía ninguna prisa porque su tiempo le pertenecía plenamente y, por ello, se permitía hacer lo que hacía.
https://www.youtube.com/watch?v=BcKZlu-odG4
En relación con el tiempo, hay otras cosas que debiéramos considerar, pero tengo para mi que esa de comprender que mucho de nuestro tiempo pertenece a los demás es lo suficientemente importante como para que le prestemos atención. Y hemos de aprender a negociar acerca de ese tiempo.
De lo contrario, seguiremos muchas veces en bucle, un bucle que suele ser infernal.
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