https://www.elmundo.es/deportes/baloncesto/mundial-de-baloncesto/2019/09/16/5d7ffc44fdddff2a188b4684.html

La catarata de comentarios, artículos y demás sesudas reflexiones aplicadas al mundo del management y especialmente en el área de la dirección de personas, que ha generado el éxito de la selección española de baloncesto no me sorprende.

Lo que me pregunto es que hubiera pasado, por ejemplo, con la arenga de Scariolo, las entrevistas previas de algunos jugadores y demás (ahora presentadas como de una lógica aplastante en relación al resultado), si España hubiera perdido con Argentina. La validez de todo lo dicho y visto (esfuerzo, trabajo, talento, colaboración, rectificar el error, aprender, etc.) debiera seguir siendo la misma pero probablemente no se le hubiera dedicado tanto tiempo y atención.

Nos sigue fascinando el éxito. Sobre el mismo, y «a posteriori», somos capaces de fabricar las más intensas reflexiones y nos vemos capaces de explicarlo todo y a todos.

Tengo para mi que el fracaso solo vende cuando forma parte de una historia de éxito. Solo entonces, aplicamos ese rodillo que todo lo explica y somos capaces de conectar los puntos como dijo Jobs. Decimos que no importa el lugar al que vamos sino el camino que recorremos, decimos que el éxito no lo es todo y teorizamos sobre el valor del fracaso. Me temo que no es así.

Por eso hoy quiero reivindicar las palabras de Marc Gasol que encabezan este post. En los 40 minutos oficiales que dura un partido puede parecer que el trabajo de mucho tiempo se ha ido a la mierda. Y en la vida es exactamente igual incluso cuando hemos dedicado talento, trabajo, esfuerzo, sacrificio, etc.

Contemplemos, por tanto, el trabajo, el talento que cada uno tenga, el esfuerzo, la dedicación, el sacrificio, el error (su aprendizaje y rectificación) y la colaboración como lo que valen, como las herramientas a través de las cuáles crecemos, mejoramos y ayudamos a otros, más allá de los ruidos de un «éxito o un fracaso» en un momento determinado.

KIpling lo expresaba con enorme belleza «si puedes encontrarte con el triunfo y el desastre y tratar a esos dos impostores exactamente igual«.

Pues eso. A la selección mi más sincera enhorabuena.

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