Me llama mucho la atención encontrar de vez en cuando determinadas reflexiones hablando del autoliderazgo y haciéndolo desde la perspectiva de que el autoliderazgo es la antesala del liderazgo. Y tengo que decir que estoy de acuerdo, aunque me permitiría añadir algún que otro matiz.
Que una persona disponga de un buen autoliderazgo no significa que automáticamente pueda ejercer un buen liderazgo. Me explico. A mi juicio, el mayor valor que aporta el autoliderazgo es el de dar claras pistas respecto al lugar que uno ha de ocupar en el mundo y si eso se hace con honestidad es muy posible que la conclusión sea que el papel que uno ha de desempeñar en el mundo no sea el de liderar a otros. Y ello por la sencilla razón de que no todas las personas valen para liderar a otras.
Y la evidencia más clara es la constante queja en artículos, escritos, conversaciones y tertulias en las que si algo se destaca de forma permanente es la ausencia de buenos líderes, de mal liderazgo, en definitiva.
Qué se entiende por autoliderazgo y cómo potenciarlo
El autoliderazgo es una habilidad personal que se refiere a la capacidad de dirigir y guiar nuestras propias acciones, emociones y pensamientos para alcanzar nuestros objetivos de manera efectiva. En pocas palabras; se trata de ser el líder de uno mismo.
A diferencia del liderazgo tradicional que implica dirigir a otros, el autoliderazgo se enfoca en dirigirse a uno mismo de manera consciente y proactiva. Pero, ¿cómo potenciarlo?
– Autoconciencia. Esto implica conocerse a uno mismo, comprendiendo nuestras fortalezas, debilidades, valores y creencias. La autoconciencia nos permite identificar áreas de mejora y tomar decisiones alineadas con nuestros objetivos y valores personales.
– Autodisciplina. Juega un papel fundamental en el autoliderazgo. Esto implica establecer rutinas y hábitos que nos ayuden a mantener el rumbo hacia nuestros objetivos, incluso cuando enfrentamos distracciones o tentaciones.
– Automotivación. Esto implica mantenernos enfocados y motivados hacia la consecución de nuestros objetivos, incluso en momentos de adversidad o desafío. Cultivar una mentalidad positiva y establecer metas claras y alcanzables puede ayudarnos a mantenernos motivados y comprometidos con nuestro crecimiento personal y profesional.
El autoliderazgo es fundamental para alcanzar el éxito personal y profesional. Si tú quieres conseguirlo, pero no sabes por dónde empezar, nuestro programa de reflexión en el silencio es la oportunidad perfecta. Te brindará las herramientas y el ambiente necesario para conocerte, crecer y prosperar.
¿Tengo la capacidad de liderar a otros si potencio mi autoliderazgo?
El autoliderazgo surge de un proceso de reflexión y de esfuerzo, de conocimiento de uno mismo y fruto de ello es el saber lo que a cada uno “le va”, aquello a lo que uno, en cierto modo, está llamado. Y si ese proceso de reflexión está razonablemente bien hecho, nos dará multitud de pistas respecto al lugar en el que mejor podremos aportar profesionalmente, el lugar “al que pertenecemos”.
En algunos casos, este viaje de autoexploración revela que, aunque uno puede liderarse a sí mismo de manera efectiva, no necesariamente posee todas las habilidades necesarias para liderar a otros de manera igualmente exitosa. Y aquí es donde radica la belleza de la autenticidad y la humildad en el liderazgo. Reconocer que no se tienen todas las capacidades para liderar a otros no es una debilidad, sino una muestra de madurez y autoconciencia.
Yo desconozco si Sam Sagaz, aquel encantador personaje de El Señor de los Anillos, había hecho un ejercicio de reflexión de sí mismo antes de emprender su viaje junto a Frodo para destruir el anillo. Lo cierto es que cuando pudo tener el anillo en sus manos, él sabía que ese no era su papel. Su función era acompañar a Frodo hasta conseguir la destrucción del anillo. Sam Sagaz sabía perfectamente dónde podía aportar mejor.
Es cierto que para liderar a otros es condición previa el liderazgo de uno mismo. Pero de uno no se deduce el otro. El mundo del management y de la empresa en general, sería mucho mejor si unos cuantos de los que hoy mandan, lideran, son jefes, directores o como se les quiera llamar, hubiesen hecho ese ejercicio de conocerse a sí mismos y la decisión fruto de ese conocimiento (autoliderazgo) les hubiese llevado a rechazar esas posiciones.
Todos, comenzando por ellos mismos, habríamos salido ganando. Al aceptar este hecho, uno puede convertirse en un colaborador invaluable, brindando un apoyo sólido y eficaz a los líderes del equipo. Al potenciar sus habilidades individuales, se crea un entorno de trabajo más colaborativo y eficiente, donde cada miembro del equipo puede destacar en sus áreas de especialización, complementándose entre sí.
Tener buenos líderes en la empresa es esencial para su éxito. Al enfocarse en desarrollar las habilidades propias y reconocer dónde se pueden aportar mayores. contribuciones, se fomenta un ambiente de liderazgo compartido donde todos pueden brillar y el trabajo en equipo florece, llevando a la organización hacia niveles más altos de rendimiento y logros.
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