Nuestra experiencia profesional en los campos de la selección de personal y en la mentorización de carreras profesionales nos ha trasladado un mensaje con frecuencia preocupante. Ha sido muy poco habitual encontrarnos con personas que supieran liderarse y gestionar su talento. Y eso se nota y mucho en las decisiones tomadas en diferentes ámbitos de su vida, especialmente en el terreno profesional. A sensu contrario, cuando nos hemos encontrado con personas que sabían liderar su vida su vida y gestionar su talento, la historia era otra y además hemos tenido el privilegio de aprender de esas personas.

En estos tiempos en los que tanto se habla desde las organizaciones acerca del talento, quizás fuese una buena idea que te hicieses una serie de preguntas:

¿A quién pertenece el talento?

¿ES tuyo?

¿Es de la empresa?

¿Quién lo gestiona?

¿Quién lo dirige?

¿Lo diriges tu? o, ¿estas dejando que lo dirijan otros?

Puede que sean unas preguntas que no te hayas planteado todavía, pero sinceramente creemos que es el momento de que lo hagas. A nuestro juicio debes comenzar a plantearte si quieres dejar de ser un recurso (por aquello tan manido de recursos humanos) y, en cambio, comiences a plantearte qué eres sujeto activo de tu vida y de tu talento y, por tanto, tu reflexión ha de poner el foco en cómo gestionar/liderar todos tus recursos.

Pasas una gran parte de tu vida profesional oyendo como otros hablan sobre ti y sobre tu talento. Hablan sobre ti y sobre el talento de miles de personas más. Hablan acerca de qué hacer con vuestro talento, como gestionarlo, como retenerlo, aunque el verbo retener parece que últimamente no les gusta demasiado y han cambiado al verbo fidelizar.

Es también muy habitual que en las organizaciones se decida cuando y qué tipo de formación o asesoramiento necesitas si vas a hacerte cargo de, vas a supervisar a, etc. Y hombre eso no está mal, te sale gratis (aparentemente) y se supone que te ayuda a mejorar y progresar. El caso, es que casi siempre acaban siendo otros los que opinan y deciden acerca de lo que necesitas, lo que tienes que mejorar, etc. Y suele pasar también muy a menudo que el feddback que te devuelven de todo ello, suele ser bastante incompleto.

En Senderos de Silencio, como escribíamos en nuestro último post, creemos que el talento es:

  • La suma de lo que hemos recibido (dones), las decisiones que tomamos a lo largo de nuestra vida, los logros, las fortalezas, las limitaciones, aprendizajes y experiencias, etc., que vamos incorporando a nuestro ser. Y todo ello nos hace ser diferentes y especiales.

Y, además, creemos que liderar tu talento es:

  • La reflexión que hagas sobre la vida profesional y equilibrada que quieres vivir; sobre el hecho de poder trabajar con sentido y encontrar sentido a tu trabajo; valorar la importancia de los principios y valores que guían tu vida y el modo en el que encajan o no con los declarados por muchas organizaciones; determinar de qué manera quieres afrontar y vivir los cambios que la vida dispone de modo permanente y como caminar con ellos y no arrastrado por ellos.
  • Lo que te permite negociar con las empresas (nuevo trabajo, salario, promoción, desarrollo, crecimiento, etc.) en unas mejores condiciones.

Liderar tu talento, es verdad, exige un esfuerzo de tu parte. Pero merece la pena. No puedes dejar que nadie lo haga por ti. Ya hay a tu alrededor demasiadas personas que parecen saber a dónde debes ir, cuáles han de ser tus objetivos, e incluso parecen saber muy bien quién eres. Y lo que se vive hoy (al menos a nuestro juicio) es una batalla por el talento para absorberlo y volverlo a manejar y manipular (de nuevo las personas como recursos y no los recursos de las personas).

Liderar tu talento es conseguir que la empresa se convierta en tu caja de herramientas para generar contribución y resultados.

No lo olvides ¡Tu talento es tuyo! ¡Lidéralo! Harás del mundo un lugar un poco mejor.

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