Hace poco leía una noticia acerca de un análisis de la compañía Gartner en la que señalaba que muchos líderes de rrhh estaban preocupados por el “agotamiento de los empleados” derivado del trabajo en remoto o teletrabajo. Señalaba, también, que las tres principales causas de estrés de aquellas personas que trabajaban en remoto eran las distracciones digitales, la sobrecarga virtual y la dificultad para desconectarse.

El análisis que realiza Gartner resalta que muchas organizaciones se han esforzado por recrear en el mundo virtual, a causa de la pandemia, las características del diseño del trabajo en la oficina. Según este análisis lo que RRHH debe hacer es rediseñar un modelo que funcione para «nuestro futuro híbrido, uno que ofrezca oportunidades para mejorar el rendimiento y el bienestar de los empleados, en definitiva, un «diseño centrado en el ser humano», facilitando experiencias de trabajo flexibles, fomentando la colaboración y una gestión basada en la empatía.

Nada que objetar a este análisis. Según muchos expertos el teletrabajo es algo que en expresión repetida “ad nauseam” ha venido para quedarse. Si eso es así, las recomendaciones de Gartner son de mucho interés. A mi juicio hay algo que echo de menos en muchas de las reflexiones acerca del teletrabajo y es la gestión individualizada de las personas en el ámbito de trabajo. Me explico. Creo que es evidente que quizás no todas las personas dispongan de un entorno adecuado para poder teletrabajar (familiares a cargo, espacio físico, etc.). Por otro lado, no todas las personas tienen las características de personalidad profesional o competencias más adecuadas para poder trabajar en remoto frente a otros que si. Por perfil profesional, hay personas que pueden necesitar un entorno estructurado, compañía, ruido, un espacio físico, una interacción permanente con otros, etc. Si el teletrabajo “ha venido para quedarse”, una adecuada gestión individual de las personas debiera contemplar analizar ese perfil porque quizás se pueda acabar desaprovechando talento por no trabajar a favor de las fuerzas de cada persona.

Echo, por tanto, de menos en ese futuro hibrido centrado en el ser humano, la posibilidad de evaluar y conocer quiénes tienen las competencias o habilidades necesarias para trabajar sin problemas desde su casa, y quiénes su mejor potencial se desarrollará siempre en el entorno de una oficina. Y todo ello al margen del hecho de haber vivido una situación excepcional que nos ha obligado a casi todos a actuar de la misma manera.

 

Creo que cuanta más información tengamos de las personas con las que trabajamos y cuánto más se ajuste su desempeño diario a sus fuerzas a y a lo que “le va a cada uno” mejores resultados tendrán las personas y lógicamente las organizaciones.

No hay nada tan desigual como el tratamiento igual de los desiguales. Maslow afirmó que hay que gestionar a las personas de manera diferente, a cada persona de un modo distinto.

Tengo para mi, que no se debiera hacer tabla rasa y el habitual café para todos.

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