Hace ya unos años me encontré con una imagen que me dio mucho que pensar. Era una especie de diagrama de flujo en el que se intentaba explicar el valor de una empresa a través de los conceptos de activos tangibles y de activos intangibles.
Evidentemente, como activos tangibles el diagrama señalaba el capital físico (edificios, vehículos, maquinaria, etc.) y el financiero (el maldito parné que dirían los clásicos). Puse mi atención en los denominados activos intangibles. Y en el diagrama se contemplaban tres. Vamos con ellos.
Diferencias entre el capital relacional, estructural y humano
Capital relacional, que estaba constituido por la suma de las relaciones, vínculos y conexiones que la organización mantiene con el exterior y que influyendo sobre ella la ayudan a mejorar. Y en este capital relacional se incluían aspectos como relaciones con clientes, proveedores, instituciones, etc.
Capital estructural entendido como la suma de conocimientos, experiencias, competencias, etc. aportadas por el capital humano y que con el tiempo han sido internalizadas por la organización permaneciendo en la misma. Como capital estructural señalaba la tecnología de procesos, la innovación, la tecnología de productos, la propiedad intelectual, etc.
Capital humano, entendiendo por tal todo el conocimiento, experiencia y competencia propia de las personas que forman parte de la empresa (talento, desempeño, trabajo en equipo, capacitación, etc.).
Cuál es el valor del capital humano para una empresa
Y volví a acordarme de este diagrama cuando hace no mucho un director de RR. HH. con cierto pedigrí, insistía en que la función de RR. HH. debía poner el foco en los resultados y no en las personas.
Y revisando el diagrama, contemplaba como era únicamente el capital humano quien hacía crecer el capital relacional y el capital estructural. Era ese capital humano el que hacía crecer el valor de los demás activos intangibles y, en última instancia, el mayor responsable del incremento de valor también de los activos tangibles, en definitiva, del valor de la empresa.
Terminaba el otro día una de mis clases dedicada al liderazgo, recordando a mis alumnos que su trabajo era poner el foco sobre ese capital humano, cuidarlo, sacar lo mejor del mismo, ayudarle a crecer, a ser mejor. Que quizás no había actividad más enriquecedora en este mundo que trabajar con otros para convertirse todos en la mejor versión posible. Que ese debiera ser el eje de su trabajo. Ellos lo completaron luego afirmando la “importancia de inspirar a otros para alcanzar metas y superar retos”
En fin, desde aquí solo reiterarle a ese director de RR. HH. y a muchos otros que la clave está en como seamos capaces de trabajar con las personas y construir junto a esas personas. Lo demás, me temo que es marketing muy caro, lleno cada vez de más palabros en inglés y todo ello acompañado de imagen de mucha modernidad, pero con pocos resultados.
Quizás no sea una mala idea refrescar lo que hace ya muchos años nos decía Mcgregor en su teoría Y.
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