En algunas ocasiones, me han preguntado acerca de la razón por la que en Senderos de Silencio hemos puesto como área de trabajo el concepto de responsabilidad junto a cuestiones como el liderazgo, el equipo, el cambio, etc. La razón que justifica el darle esa importancia a la responsabilidad en el trabajo radica en algunas lecturas que hemos hecho, en lo que hemos vivido profesionalmente y en lo que muchas personas nos han enseñado (para bien y para mal).
Escribía Séneca en su Epístola ad Lucilium que “no hay nada que no pueda ser vencido por un trabajo pertinaz y por una preocupación diligente y atenta” Y yo he tenido la suerte de trabajar junto a personas que actuaban así y no crean que eso significaba que trabajasen más horas, en absoluto. Lo que sucedía es que eran personas fiables, que sabías que se habían leído y estudiado las cosas, o que habían dado la última vuelta al tornillo porque eso era lo correcto y lo responsable, o que habían terminado el trabajo que se habían comprometido a acabar en el plazo acordado.
También he tenido la no tan buena suerte de trabajar con personas que solían tener en la boca la expresión taurina de “basta con una faena de aliño” al referirse a alguna tarea, o de revisar las cosas por encima y no estudiar lo suficiente un documento. Es decir, “no hacer los deberes”.
Y algo de todo esto ha sucedido estos días con el comportamiento de algunos diputados que parece que no se han leído las cosas. Y no entro en cuestiones políticas, pero resulta cansino descubrir a personas con responsabilidades a un lado y otro del arco parlamentario a los que entrevistan y te das cuenta de que hablan de lo que no saben o no se han preparado, y lo mismo pasa con periodistas o con profesionales a los que se les supone un cierto bagaje cultural e intelectual.
Y a este habitual vacío de responsabilidad no es ajeno el mundo de la empresa. No me meto en disquisiciones del tipo de si conviene hablar de responsabilidad o de accountability, algo que dio para unos cuántos textos y escritos a “sesudos” personajes. Me interesa esa idea de responsabilidad en el trabajo, sea al preparar o participar en una reunión, al llevar las cosas leídas a una negociación, al hablar en público, al apretar una tuerca o al limpiar un suelo.
Ser responsables en nuestro trabajo es una muestra de respeto hacia nosotros mismos y también hacia los demás. Y sería bueno que nos interrogásemos acerca de si en nuestro trabajo diario lo estamos siendo o nos dedicamos a realizar “faenas de aliño”.
Antoine de Saint-Exupéry escribía hace ya mucho que “cada uno es responsable de todos. Cada uno es el único responsable. Cada uno es el único responsable de todos”
Por todo esto, para nosotros, la idea de responsabilidad es importante.
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