Leía hace poco un artículo en un periódico digital a propósito del nuevo Real Madrid de futbol bajo la batuta de su nuevo entrenador, Xabi Alonso. El artículo recogía las reflexiones del periodista en torno a cómo el modo de entrenar de Xabi difería del de Carlo Ancelotti; se recogían también las declaraciones de un jugador en las que decía que cada entrenador tiene su estilo. Con Ancelotti parecía haber más libertad mientras que con Xabi hay más disciplina.
Una de las críticas que se le hacían al Real Madrid de la última etapa de Ancelotti era la displicencia que se notaba en determinados jugadores a la hora de defender, como si esa tarea no fuese con ellos dado que lo suyo era estar en la delantera. Y parece que esa disciplina ha sido necesaria para concienciar de la importancia de bajar a defender cuando eso es necesario.
Leer esta noticia me hacía pensar en el concepto de talento con el que yo me muevo por el mundo y el que manejo con mis clientes. Para mí, para nosotros en Senderos de Silencio, el talento es la suma e interacción de tres realidades: los dones que cada uno ha recibido de manera gratuita; los conocimientos adquiridos fruto del estudio y del aprendizaje, pero también fruto de la interacción con otras personas; y, por último, pero no por ello menos importante, las decisiones y elecciones que cada uno va tomando a lo largo de su vida. A nuestro juicio, todo ello define el talento.
Y pensando en el Real Madrid al que se hacía referencia en el citado artículo me parecía ver como la gran mayoría de ellos han nacido con unos dones naturales que les lleva a desarrollar ese deporte con una enorme destreza y no otro; pero también han entrenado e interiorizado estilos de juego, posiciones en el campo e interacciones con sus compañeros para lograr resultados. Quizás lo que había comenzado a fallar en ese Real Madrid de Ancelotti era el que algunos jugadores habían decidido y elegido no defender cuando era necesario. Y ¡ay!, amigo mío, entonces ese talento comenzaba a cojear impactando en los resultados, con independencia de que en algunas ocasiones aún brillase.
Era el momento de que el director de orquesta, el entrenador, tomase cartas en el asunto introduciendo un elemento que pocas veces gusta a casi nadie: la disciplina. Y descubrimos que incluso cuando hay un aparente gran talento se hace necesario intervenir para hacer ajustes, corregir desequilibrios y buscar la armonía de cada uno consigo mismo y con los demás.
De lo que si tengo certeza es que lo que pasa en un equipo como el Real Madrid puede ocurrir en multitud de organizaciones. Por ello me parece necesario que cada uno lleve a cabo un cierto examen de conciencia y revise si está poniendo en funcionamiento dones, aprendizaje, interacciones y las elecciones y decisiones con vistas a la consecución de un objetivo. Y si no es así, es el momento de que quien ejerce esa labor de “entrenador” o líder tome cartas en el asunto. Y en cada caso, las soluciones pueden ser muy diferentes.
Y ojo, que también hay mucho entrenador o líder que decide intervenir cuando todo va bien y acaba generando un problema. Esto, también suele ser muy habitual en las organizaciones.
En Senderos de Silencio creemos que el talento no es una garantía de éxito, sino una invitación a la responsabilidad. Porque incluso el mayor de los dones puede perderse si no se cultiva, si no se pone al servicio de un propósito, si no se acompaña de decisiones conscientes. Y cuando eso ocurre, cuando el talento se desajusta, la disciplina no es castigo, sino oportunidad. Oportunidad para reencontrarse con lo que uno es, con lo que se puede llegar a ser, y con lo que está llamado a aportar.
No tengo ninguna bola de cristal para saber si el Real Madrid se coronará en diferentes competiciones fruto de estas acciones correctoras. También soy consciente de que nosotros, los mortales de a pie, probablemente no tengamos una Champions que ganar. En cambio, sí tenemos una vida que construir. Y eso, amigo mío, exige mirarse con frecuencia y también bajar a defender.
Estimado Emilio. la analogía me parece perfecta porque un equipo deportivo es una organización con todos los elementos, problemas y desafíos de una.
por lo tanto la indisciplina tiene un efecto transversal y perjudicial que debe ser corregido. Expresar las ideas a través de analogías es una de las mejores manera de transmitir un mensaje. Te felicito. Saludos
Muchas gracias Arnaldo.