Creo que fue en el año 2004 que Iberia realizó un precioso anuncio que se pudo ver en la televisión por las fiestas de Navidad. En el anuncio, el comandante del avión comunicaba por megafonía el recorrido que estaban haciendo en ese momento y que era exactamente el mismo que miles de años atrás habían realizado los Reyes Magos.

Al llegar estos  días siempre he dedicado un tiempo a imaginar el viaje que realizaron esos a los que la tradición cristiana y el Evangelio de San Mateo denominan “los sabios de oriente” y que todos nosotros conocemos popularmente como los Reyes Magos.

Muchas veces he pensado que si fuese posible realizar un viaje en el tiempo lo haría a ese momento en que ellos decidieron ponerse en movimiento. Me encantaría poder acompañarlos, con la estrella como guía, y llegar a la humilde casita para ver a aquel niño que tanta esperanza suscitaba en ellos. Como soy consciente de que eso solo es posible en la ficción me limito, por un lado, a dejar volar mi imaginación y, por otro, a pensar en otro viaje, el que cada uno de nosotros iniciamos al comienzo de un nuevo año.

Cuando finaliza el año creo que casi todos realizamos un cierto ejercicio de revisión y evaluación de lo que hemos hecho para, de manera más o menos inmediata, plantearnos nuevos retos pensando en el nuevo que comienza.

También me gusta imaginar que cuando nacemos “alguien” compra un “libro de la vida” con nuestro nombre en el que se va escribiendo nuestra andadura. Imagino que cada año ocupa el espacio de una página y en la misma aparece aquello que hemos hecho y también lo que hemos dejado de hacer. Me gusta pensar que lo bueno figura en la hoja escrito con una letra bonita y grande, mientras que lo malo y lo dejado por hacer está en letra muy pequeñita.

Si pienso en los magos me pregunto acerca de los motivos que encontraron para realizar ese viaje; me pregunto acerca de las profecías que habían leído en el pasado y que los llevaba a tener la certeza de que ese tiempo había llegado; me pregunto de qué modo supieron leer en el firmamento para comprender que aquella estrella era la que habían de seguir. Para ellos, aquél viaje era un viaje lleno de esperanza porque sabían que algo bueno iba a pasar

Si pienso en mi, en nosotros, creo que cada nuevo año nos plantea un nuevo viaje, un “salir fuera” al igual que hicieron aquellos magos de oriente. Nuestro viaje personal al comenzar un nuevo año posiblemente sea menos espectacular y por parajes menos exóticos y llamativos, pero una vez más es el viaje de nuestra vida, movidos también por una esperanza (la de ser mejores) y enfrentándonos a los problemas que la vida nos pone delante y, a veces, a los problemas que nosotros mismos le ponemos a la vida.

Por mi parte, solo me planteo comenzar el viaje de este año 2022 con la esperanza de que cuando concluya y mire hacia atrás piense que ha merecido la pena, que quizás soy una mejor persona y que he ayudado a otros a serlo también; que he descubierto si no a un niño pequeño, si quizás al niño que todos llevamos dentro y que, al igual que los magos, he entregado y compartido regalos con aquellos con los que me he ido encontrando. Espero, en definitiva, que cuando llegue el final del año la página de ese libro correspondiente al 2022 esté escrita con una letra bien grande y bonita, y que no haya casi nada escrito en letra pequeña.

Somos las únicas criaturas que podemos reflexionar sobre nosotros mismos y desde esa reflexión decidir que rumbo queremos para nuestra vida como decía el poeta Ausonio «quod vitae sectabor iter» (¿qué camino tomaré en la vida?). Podemos decidir el tipo de viaje que queremos hacer, si lleno de esperanza (pese a todo) y que quede escrito una letra grande y bonita en la hoja del libro de nuestra vida; o lleno de cinismo y desesperanza y con una letra pequeñita que ocupe demasiado espacio.

Por mi parte he decidido que esté lleno de esperanza. Y seguiré viajando en mi imaginación con esos sabios de oriente de los que nunca más se supo, pero a los que sospecho que aquel viaje cambió la vida.

Feliz Navidad, Feliz Año 2022 y que los Reyes Magos sean generosos con vosotros, amables lectores.

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