Bueno, hoy no llueve y seguramente no tenga ningún sentido hablar de la lluvia. Pero, sí lo tiene hablar de volver a ser como un niño en determinados momentos de nuestra edad adulta.
Y a qué viene todo esto. Verán, el lunes volvía a ver Cantando bajo la lluvia y era inevitable el asombro ante las escenas del baile de Gene Kelly en la calle y bajo la lluvia. Y de repente pensé que, en el fondo, ese personaje volvía a ser como un niño que bailaba con plena libertad en medio de la lluvia sin importarle mojarse, mancharse, volver a casa empapado, etc. Lo único importante era disfrutar de ese momento mágico, algo que solíamos hacer en la infancia. Posiblemente a casi nadie siendo ya adulto se le ocurriría hacer algo así. Leía hace poco un “meme” que decía que comenzamos a ser adultos el día en que tomamos precauciones para no pisar un charco y mancharnos.
¿Nos vendría bien, de vez en cuando, hacer cosas propias de cuando éramos niños? Verán, yo recuerdo que cuando cumplí mis 50 años nos juntamos unos cuántos amigos y organizamos una fantástica guerra de agua. Fue increíble ver a mujeres y hombres ya adultos lanzarse agua y perseguirse. Y aunque quizás con menos “swing” que Gene Kelly, disfrutamos y nos reímos de lo lindo. Asimismo, aún tengo en mi memoria la visión de una mujer de casi 75 años (y que llegó a los 100 con absoluta lucidez) deslizándose en un parque por un tobogán y con una preciosa cara de felicidad.
Volver a ser como un niño, de vez en cuando, no es infantilismo. Es recuperar la capacidad de disfrutar de algunos momentos con una enorme intensidad y alegría. Quizás en estas fechas que lo que nos anuncian es la llegada de un niño, sea un buen momento para preguntarnos, no si hemos vuelto a ser niños, sino si hemos vueltos a ser capaces de disfrutar de algunos momentos como cuándo éramos niños.
No debiéramos olvidar que el reino de los cielos será de los que son como niños.
Nos pasamos la vida persiguiendo el éxito, la fama, la riqueza, pero lo que en el fondo ansiamos es esa conexión básica que, desde el primer paso, intentamos establecer con otros niños. Damos un enorme rodeo para descubrir que, al final, como escribe Umbral, «todo es un ir retornando a la niñez, a la sencillez». Muchas gracias por recordárnoslo, Emilio.
Gracias por tu comentario Miguel. Es cierto, es cuando volvemos a ser como niños cuando disfrutamos y somos capaces de bailar bajo la lluvia y reír con ello. Un abrazo.
¡Definitivamente! Recuperar actividades propias de la infancia puede ser una forma maravillosa de reducir el estrés, estimular la creatividad y reconectar con la alegría y la espontaneidad. soy de las que continuamente pregunto a las personas con las que me relaciono… ¿Tienes alguna actividad específica que te gustaría revivir? y así recordar momentos felices. me encanta esta reflexión Emilio.
Muchas gracias Sonia por tu comentario. Es cierto, cuando somo como niños somos capaces de ver el mundo, nuestro mundo de otra manera. Recibe un cordial saludo y Feliz Navidad.