De nuevo, el otro día una persona joven me hizo abrir los ojos ante una realidad que lleva algunos miles de años escrita y de la que aún, sospecho, no hemos sido capaces de extraer lo fundamental. Explicaba esa persona el impacto que le causaron algunos de los textos de San Pablo en su carta a los Corintios cuando estaba buscando material de trabajo para una charla sobre liderazgo y equipo. San Pablo habla a los Corintios de la diversidad de carismas, de la diversidad de dones que cada uno de los seres humanos ha recibido. En lenguaje más claro, cómo cada uno de nosotros tenemos unas cualidades, unas capacidades, unas competencias. Cómo cada uno tiene un talento propio y único. Y de eso se trata. De ¡descubrir nuestro talento! Y que importante es descubrirlo para comprender mejor cuál ha de ser nuestra aportación de valor en el trabajo, en la sociedad, en la vida. En definitiva, nuestra contribución al mundo. Y somos, a veces, tan cortos de miras que no nos damos cuenta de todo lo que quizás estamos privando al mundo por no descubrir quiénes somos y lo que podemos aportar.

 

Continuaba esta joven, con una frescura intelectual envidiable, afirmando que las reflexiones escritas de San Pablo tenían otra derivada muy importante respecto del trabajo en equipo. Descubrir las propias cualidades, las propias competencias y ponerlas bajo un mismo espíritu (léase hoy proyecto, objetivo, meta, misión o como se le quiera llamar) puede suponer un cambio de enfoque y una mirada diferente hacia el trabajo en equipo.

 

Hace ya dos mil años alguien escribió algunas cosas llenas de sentido común que desde la distancia nos interpelan poniendo ante nosotros, al menos dos evidencias. La primera, que necesitamos descubrirnos porqué pudiera ser que no hayamos encontrado aún todo lo que podemos aportar. La segunda, que deberíamos poder trabajar y crear junto a otros, de modo bastante mejorable, si fuésemos capaces de mirarnos de otra manera y de mirar un poquito más allá.

 

Me temo que nos estamos perdiendo unas cuantas cosas buenas. Aún diría más, creo que nos estamos privando de vivir conforme a lo que podríamos ser y a lo que podríamos hacer. Creo que nos estamos perdiendo mucha belleza. Y tengo la certeza de que de hacerlo así nuestra vida personal y profesional mejoraría mucho.

 

Desconozco, querido lector, si te puedes sentir identificado con lo que se manifiesta en el texto. Pero me gustaría preguntarte: ¿Has pensado alguna vez que no has descubierto todo tu potencial, que te conoces poco y que puede que estés en el sitio equivocado? ¿Has sentido alguna vez que el resultado de un equipo podría haber sido mucho mejor con una actitud diferente, con una misión clara y compartida, y con un mejor conocimiento de las verdaderas posibilidades de cada miembro de ese equipo? Y por último ¿Qué crees que se podría hacer para cambiar las cosas y mejorar?

 

Gracias por tu atención.

Share This