Vas por la calle y todo es ruido. Entras en un bar a tomar algo y te encuentras con que te inundan tus oídos con casi todas las conversaciones del resto de personas que allí están. Somos de los países más ruidosos y el silencio es para muchos un concepto desconocido, imposible de alcanzar y algo que se querría poseer.

Hay estudios dentro del ámbito de la medicina que nos indican la importancia y lo trascendental que es el silencio para el funcionamiento del cerebro.

Diferentes estudios nos dicen que el ruido aumenta la presión arterial, los niveles de cortisol, la glucosa en sangre y nos puede llevar a un estrés continuo.

El científico Luciano Bernardi obtuvo por accidente un resultado insospechado  cuando estudiaba los efectos de la música en el cerebro. Realizó una prueba en la que le puso seis canciones distintas a un grupo de personas, quienes experimentaron cambios fisiológicos, pero lo increíble fue que las pausas de 2 minutos de silencio entre las canciones tenían efectos relajantes sobre los participantes, lo que podría deberse a que estar en silencio hace que descansen zonas de la corteza auditiva y, con ello, las zonas del cerebro relacionadas con la atención.

El silencio también es el responsable que se active un sistema dentro del cerebro que actúa cuando reflexionamos sobre nosotros mismos.

Quién no ha tenido una “reparación” cuando ha tenido la oportunidad de pasear por un bosque en absoluto silencio, sólo rodeado por sus propios pensamientos.

Estar en situaciones de ruido permanentes nos impide poder rehabilitar nuestro sistema cerebral, pero si nos vamos a aspectos más puntuales nos encontramos con una falta de concentración y atención, incremento de toma de decisiones erróneas, falta de facilidad para la resolución de problemas, e incapacidad para mantener una relaciones interpersonales adecuadas en base a un buen trabajo en un concepto como es la “Inteligencia Emocional”. Pero sobre todo, a una falta de tiempo que nos haga reflexionar sobre nosotros mismos, nuestros actos, nuestro trabajo diario y el que puede ser en un futuro.

El silencio nos puede aportar reflexión sobre nuestra trayectoria profesional venidera.

¿A qué esperas a concederte ese tiempo de reflexión?

Share This