Poco después de Navidades tuve la oportunidad de asistir, en formato online, a una serie de ponencias impartidas por personas que, probablemente, para el perfil de los que nos movemos por esta red estarían muy alejadas del mundo de la gestión y del management. Pero dijeron unas cuántas cosas que para cualquiera que tenga dos dedos de frente y quiera aplicar el sentido común en el mundo del trabajo debieran ser de aplicación diaria. Voy a intentar ponerlas siguiendo el orden en el que las escuché y sin añadir demasiado por mi parte.

  • Un liderazgo que no es servicio se convierte en dictadura.
  • Lo contrario del liderazgo son esos directivos que se han dedicado a cuidarse a sí mismos.
  • Ser líder es algo más que serlo frente a otros. El primer liderazgo comienza en uno mismo. Sin ciertas dosis de saber cómo somos, es muy difícil dirigir a otros. Dirigimos como somos.
  • Liderar es hacer crecer y florecer. Hacer crecer y florecer a las personas, ayudando a que descubran quiénes son de verdad, desvelando ese misterio. Porqué el ser humano cuando vive florece. Y todos sabemos que hay organizaciones en las que se vive y otras en las que se malvive. Liderazgo es crear las condiciones necesarias para que en una organización haya vida.
  • Contener o restringir el posible crecimiento del otro es un abuso.
  • El ser humano es el destinatario de la belleza del mundo. Privarle de ella es una inmoralidad. Y cuando se dirige mal, la belleza desaparece (y en el liderazgo y en la gestión puede haber belleza) y no se puede ocultar su ausencia con arreglos cosméticos tan habituales hoy en tantas organizaciones.
  • La bondad es la veta de la que se nutre la vida. Y se puede hacer el bien en el liderazgo y en la gestión. Es verdad que el mal está muy extendido, pero no es muy profundo. El bien quizás se extienda menos, pero en cambio es más profundo.
  • El liderazgo es claridad de objetivos (saber a dónde ir); amplitud de misión (ir más allá); competencia (motivando, organizando, llevando a buen término lo necesario para conseguir los objetivos).

En fin, son reflexiones que me marcaron en el momento en que las escuché y siguen interpelándome conforme las recuerdo y las releo. Si se logra trasladar este modo de entender la gestión al ámbito profesional y laboral será cada día más fácil construir entornos de vida y no malvivir. La belleza, la bondad y el buen hacer no debieran ser incompatibles con los resultados. Debieran ser el pulso de nuestras organizaciones.

A mí me parecen reflexiones de esperanza.

De nosotros depende.

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