Hoy he quedado a las ocho de la mañana a desayunar. He tenido que desplazarme en coche. Desde hace ya mucho tiempo trabajo desde casa. Y he visto que lo del tráfico no ha cambiado, si acaso han empeorado. Parar, moverse, frenar, parar y así constantemente para circular por una M30 llena de vehículos. Un trayecto que en condiciones normales duraría 9 minutos, en esas horas se convierte en un recorrido de 25 minutos. Imagino, que al igual que antes, las tardes serán igual de pesadas, aunque en sentido contrario. No digamos ya si hay el más mínimo golpe o incidente de tráfico. Entonces, el caos.

No he podido evitar preguntarme si muchas de esas personas no podrían estar en su casa trabajando perfectamente, y evitando el deterioro que sospecho tiene que generar el pasar horas y horas cada año metido en un coche acelerando, frenando y parando. Desconozco si hay estudios que analicen el impacto que eso tenga en la salud mental y física de las miles de personas que lo viven a diario. Lo que si recuerdo de los tiempos en los que yo lo vivía a diario eran los comentarios tipo “maldito tráfico, maldito atasco y mierda de vida”, por ejemplo. Hablamos mucho de lo importante que es la comunicación, la relación y el trato en el espacio común que es la oficina, pero parece que no le damos mucha importancia al posible daño que esos atascos diarios pueden acabar generando en las personas.

Quizás si muchas más personas trabajaran desde casa se evitaría el uso de tanto automóvil, la contaminación y demás. Y quizás, si uno tuviese que ir solo uno o dos días a la semana a la oficina es hasta posible que se animara a hacerlo en transporte público. No sé, solo quizás.

En fin, los amables lectores me perdonarán, pero cada día que pasa entiendo menos el mundo moderno y especialmente el modo de entender el trabajo hoy en día.

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