Nos pasamos la vida hablando del liderazgo, de como debe ser el líder, como debe actuar, cuál debe ser su comportamiento; hacemos cuadros comparando al jefe vs líder, sacamos como churros otros cuadros muy bonitos con tips para ejercer un adecuado liderazgo, enseñamos acerca del liderazgo, conocemos la multitud de modelos y teorías que hay acerca del liderazgo. Afortunadamente ya no se repite tanto aquello de lidera con tu cerebro derecho y gestiona con el izquierdo. En fin que se da (damos) mucho la paliza con el tema.
Si nos vamos a Google nos encontramos con cientos de millones de referencias acerca del liderazgo, que aumentan casi en progresión geométrica si la búsqueda la formulamos en inglés. Igualmente, si en Amazon buscamos referencias de libros acerca del liderazgo el resultado es de más de 60.000.
Para seguir mareando la perdiz he decidido preguntarle a una IA de forma directa y me ha escrito la siguiente perla “El liderazgo es la acción de influir en un grupo de personas con el objetivo de trabajar en equipo y en torno a un propósito. El liderazgo ha cobrado vital relevancia en la actualidad debido a la escasez de personas con habilidades para conducir equipos y alcanzar objetivos por sobre el promedio” El destacado en negrita es cosa mía.
Pues bien, tengo para mi que dos de los “muchos posibles problemas” que en los tiempos actuales nos plantea el liderazgo es por un lado la falta de un adecuado autoliderazgo, automanagment, selfmanagement o como quieran escribirlo; y en segundo lugar la banalización y frivolidad con la que afrontamos el tema del liderazgo sin caer en la cuenta de que cuando se lidera se llevan a cabo actos que afectan a otros y, con demasiada frecuencia, con graves consecuencias.
Mi impresión es que vivimos la vida y especialmente la profesional sin hacer con la necesaria intensidad y profundidad un análisis serio y riguroso de quiénes somos y de quiénes queremos ser. Y el quiénes somos nos dará pistas muy claras acerca del quiénes queremos ser, pero sobre todo del quiénes podemos ser, dado que voluntad y capacidad puede que no siempre coincidan.
En la literatura acerca del liderazgo está muy asumido que para liderar a otros hemos de conocerlos, porque es la única manera de cumplir con aquello que nos recordaba con tanta sabiduría Maslow en el sentido de que “no hay nada tan desigual como el tratamiento igual de los desiguales y por ello hay que gestionar a las personas de manera diferente, a cada persona de un modo distinto”
Si esto nos parece a todos algo evidente, de igual manera debiera parecernos necesario el hecho de conocernos a nosotros mismos y desde ese conocimiento alcanzar a comprender cuál ha de ser el lugar y el momento en el que mejor contribuir al mundo porque todo liderazgo nace de uno mismo. El liderazgo nace de dentro. Y ese liderazgo puede que tenga poco que ver con eso de “mandar”
Así que quizás sea el momento de plantearnos en serio preguntas sobre quiénes somos, quiénes queremos ser y quiénes podemos ser. Y cuando hayamos profundizado en ello puede que hayamos descubierto que no estamos llamados para ciertas cosas y si para otras. Lo otro me temo que es seguir empeñado en dar al mundo lo que seguramente no necesita y privarle de lo que posiblemente esté reclamando.
Por cierto, construir el propio liderazgo suele ser un proceso permanente. Ordenar la propia vida puede llevarnos toda nuestra existencia.
A mí me parece un reto precioso.
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