Cuando nos planteamos crear Senderos de Silencio y concretamente el programa Reflexionar en el Silencio le dimos vueltas y vueltas en nuestra cabeza a multitud de ideas y conceptos. Preguntamos también a unas cuántas personas y les pedimos su opinión. Teníamos muy claro que hacíamos una apuesta por algo que a nosotros nos parecía fundamental: la posibilidad de hacer un alto en el camino, pararse a reflexionar y además poderlo hacer huyendo del ruido exterior y también del interior.

También éramos conscientes de la dificultad (y lo seguimos siendo) de plantearle a cualquiera un Programa que se fundamenta en dos acciones que no son fáciles de llevar a cabo en el mundo de hoy: reflexionar sobre como uno está haciendo las cosas y además hacerlo en silencio. Sí, dos cosas que pueden dar un poco de miedo.

Somos conscientes además de que nuestra propuesta no implica actividades o dinámicas de las llamadas “divertidas” ni en plan “pasárselo bien”. Sí, es cierto, es un programa exigente. Lo que no significa que no haya más de un momento sorprendente dentro del programa.

En fin, que dedicamos unas cuántas horas de trabajo a pensar respecto a lo qué podía sacar en limpio una persona que hiciese el programa. Y como nos parecía que la metodología que proponíamos era muy sensata (tiempo, silencio, lecturas, preguntas, reflexión) encontramos lo que hemos denominado beneficios que se podrían generar como consecuencia de llevar a cabo el Programa. Me permito señalar algunos.

Desde un punto de vista individual,

  • Pues era bastante claro que el primer beneficio era la posibilidad de hacer un alto, una parada, un tomarse un respiro.
  • Quizás descubrir una nueva perspectiva sobre uno mismo y sobre los demás.
  • Interiorizar la importancia del trabajo bien hecho. La responsabilidad sobre los propios actos en el mundo laboral.
  • Seguir creciendo por dentro a unas edades en las que el crecimiento ya no se da hacia arriba sino como mucho a lo ancho.
  • Redescubrir cuál ha de ser la contribución que se ha de hacer al mundo, preguntarse ¿qué se espera de mí?
  • Mejorar el propio liderazgo

Desde un punto de vista de equipo,

  • Visualizar lo que junto con otros es posible alcanzar.
  • Vincularse y alinearse con otros para seguir creciendo con ellos.
  • Comprender e interiorizar que junto a otros se forma parte de algo importante.
  • Comprender mejor lo que se puede aportar y generar de forma conjunta. Ese talento colectivo.

Y estos beneficios van a depender, y mucho, de la dedicación, seriedad y responsabilidad que pongas en hacer el Programa.

Te lo volvemos a preguntar ¿Te atreves?

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