El otro día tuve la oportunidad de conversar con un matrimonio amigo. Me contaban la semana que habían pasado en Roma. Habían ido a ver a su hija. Además de la belleza de Roma me relataron una anécdota que me dejó muy pensativo.

Contaban que una mañana camino de la casa donde vivía su hija, en la puerta de un comercio había una persona subiendo la persiana metálica para abrir su negocio. Tumbado al lado había un “hombre sin hogar” con aspecto desaliñado y mirando al suelo. La mujer que abría el local lo hacía con cierta prevención, esta pareja miraba también un poco sorprendidos e incluso con cierto temor, al pasar al lado de aquella persona sin hogar.

Una hora después volvieron a pasar por allí, esta vez acompañados de su hija. Al llegar a la altura de la tienda, el hombre sin hogar seguía por allí, sentado con un carro con sus cosas. Y la sorpresa saltó porque aquel hombre sonrió a la hija de esta pareja que se acercó a él, sonriente también, le saludó y estuvieron hablando un poco. El sin hogar la conocía, ella también le conocía a él. Mis amigos se quedaron “solo un poco sorprendidos” de aquella relación de familiaridad y hasta afecto entre su hija y aquel hombre sin hogar.

La hija de este matrimonio está en Roma formándose para tomar los votos como hermana de la caridad, la orden fundada por Madre Teresa. Allí es donde reside ahora formándose en oración y en acción.

Con su uniforme blanco, aún no viste el hábito definitivo, esta mujer se convierte en una luz y en una sonrisa para todos aquellos a los que los demás muchas veces miramos con precaución, reparo y hasta miedo. Creo que ella ha aprendido donde poner el foco: en la persona, en el ser humano.

Y aunque esta sea una experiencia muy alejada de nuestra realidad profesional y personal, creo que no estaría de más que nos preguntásemos donde ponemos el foco en nuestro día a día, en si hay una sonrisa, una conversación, un sencillo gesto de amabilidad.

Deberíamos preguntarnos si podemos y queremos ser un poco de luz para los demás, no quedarnos en la superficie, y de este modo poner el foco en lo verdaderamente importante.

 

 

 

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