Cada vez que llega septiembre suenan atronadoras en todos los lugares las noticias e informaciones sobre la vuelta al trabajo y sus dificultades, el adaptarse de nuevo, el volver a coger rutinas, el “síndrome de septiembre”, etc. Y todos los años nos preguntamos en Senderos de Silencio si cada fin de verano hay que vivir una especie de día de la marmota o es posible coger el toro por los cuernos y tomar las riendas de nuestra vida.
Lo que ahora ponemos aquí “negro sobre blanco” ya lo dejamos escrito de diferente manera a lo largo del mes de mayo del 2023. Pero hemos considerado que ante este nuevo día de la marmota quizás sea provechoso retomar aquello que escribimos y hacer una llamada a dejar de depender en todo y para todo de las estaciones, los tiempos, los calendarios y los días de la marmota.
Y la mejor manera de ello es parar, hacer un alto, mirar a nuestro alrededor, mirarnos a nosotros mismos y hacernos algunas preguntas fundamentales.
¿Qué sabes de ti?, ¿Quién eres?, ¿Quién puedes/quieres ser?
Has de preguntarte acerca de tu capacidad para liderar y gestionar tu propia vida, acerca de tu automotivación y tu propio desarrollo. Has de preguntarte acerca de tu liderazgo interior.
¿Qué se espera de ti?
Peter Drucker afirmaba que de todos y cada uno de nosotros lo que se esperaba era “contribución y resultados”, ahí es nada.
Decía el personaje de Gandalf en el libro El Señor de los Anillos “todo lo que podemos decidir es que hacer con el tiempo que nos dieron”. Nos parece una hermosa forma de afirmar la gran responsabilidad que tenemos ya no con nosotros mismos, sino para con los demás porque nuestra contribución y nuestros resultados van a repercutir de forma directa o indirecta sobre los demás. Y en esa línea has de preguntarte acerca de cuáles han de ser, dónde han de ser y con quién han de ser. Y los resultados es algo de lo que pocas veces se habla.
Y si te preguntas acerca de lo que se espera de ti no debes olvidar algo muy esencial y es que tan importante como ganarse la vida es vivir una vida con sentido. Si no se da esto, tu contribución y tus resultados dejarán bastante que desear.
¿Vives con el pie levantado?, ¿estas abierto al cambio?, ¿te resistes al cambio?, ¿le pones pegas de modo permanente?
C.S. Lewis decía en su libro “Cartas del diablo a su sobrino” que vivir en el tiempo equivale a cambiar. Los seres humanos no somos una foto fija, somos fruto de nuestro pasado, de nuestro presente y de lo que será nuestro futuro. Hemos de aprender que no habrá cambio sin dolor. ¿Estás dispuesto a desaprender? ¿Estás dispuesto a ponerte en camino para mejorar, asumiendo la incertidumbre que siempre habrá en todo cambio?
¿Lo que haces marca una diferencia?, ¿en tu trabajo haces todo lo posible para que suponga una mejora?
Has de preguntarte respecto a cómo afrontas tu realidad diaria, tu trabajo, ¿te permites pensar de modo diferente?, ¿te permites ir, a veces, en sentido contrario al que va la mayoría?, ¿de qué manera y con qué enfoque estás afrontando la vida?
¿Estás dispuesto a modificar el mundo? Te preguntas a ti mismo ¿Y si? ¿por qué no?, ¿trabajas por la mejora constante y no por la perfección de un momento?
¿Miras más allá y no porque sea fácil sino porque es difícil?
¿Cuál es la calidad de tus relaciones en tu entorno profesional?
Pero a la hora de abordar la calidad de las relaciones en el entorno profesional hay que preguntarse acerca de la manera en la que te relacionas y trabajas. De tu trabajo no solo se deriva una contraprestación, también su calidad afectará a otras personas (clientes internos y externos) y eso implica una responsabilidad, que has de asumir. Nadie te pide que hagas amigos, pero sí que seas capaz de generar en el entorno profesional la suficiente confianza para saber que el trabajo de todos está en buenas manos y generará sus frutos. Se trata de responsabilidad.
¿Está aquí aflorando, en tu relación con los demás, tu mejor versión, o está aflorando la peor? La pregunta que has de hacerte también es si quieres mejorar solo tu o que, a través de tu mejora, los demás también se beneficien y crezcan.
No vives aislado en tu entorno profesional. Has de plantearte que desde propia y especial individualidad colaboras y aportas en la creación, en la contribución y en los resultados de una realidad organizativa de la que formas parte. En la manera en que dirijas las riendas de tu vida serás capaz de cooperar y colaborar.
En Senderos de Silencio tenemos la certeza de que parar, detenerse y hacerse estas preguntas evitará no solo vivir cada septiembre ese particular día de la marmota, sino vivir con más plenitud. No son preguntas aisladas. Si profundizas un poco te darás cuenta de que todas ellas están profundamente conectadas.
Terminamos con una reflexión que hacía Viktor Frankl:
No se trata de lo que tu esperas de la vida, sino de lo que la vida espera de ti.
Y volviendo al origen de este post, eso significa que no hay que preguntarse acerca de lo que te traerá septiembre, sino acerca de lo que tú le vas a dar.
No es un mal principio acabar con esa sensación de día de la marmota.
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