El pasado mes de Julio, el periodista Carlos Prieto escribía un interesante artículo en El Confidencial en el que hablaba de varios personajes: el fallecido Kobe Bryant, Michael Jordan, el magnífico entrenador Phil Jackson y sus memorias “Once anillos”, y finalmente de Pau Gasol.
Me gustaría resaltar algunas de las cosas que se decían en ese artículo. Aunque parezca mentira Phil Jackson hablaba del “amor”, si del amor argumentándolo de esta manera y cito textualmente el artículo de Carlos Prieto ““Hacen falta varios factores críticos para ganar la NBA, incluida la combinación adecuada de talento, creatividad, inteligencia, resistencia y, desde luego, suerte. Ninguno de esos factores tiene la menor importancia si el equipo carece del ingrediente fundamental: el amor. Esa clase de conciencia no se construye de la noche a la mañana. Hacen falta años de preparación para conseguir que los atletas jóvenes tomen distancia de sus egos y se involucren de lleno en la experiencia grupal«. Estaba haciendo referencia al ego de dos de los más grandes jugadores de baloncesto de la NBA y al modo en el que hubo que trabajar para modelarlos: Jordan y Bryant.
En otro momento se recoge otra afirmación de Jackson cuando dice que “la fuerza o poder de un equipo se alcanza cuando cada uno de sus integrantes renuncia al interés personal a cambio del bien colectivo. Cuando no fuerza un tiro ni intenta imponer su personalidad al equipo, el jugador manifiesta de la manera más plena posible sus dotes como atleta”
El artículo crecía en interés cuando aparece la figura de Pau Gasol. Jackson habla de Pau, y su llegada a los Lakers, como de un profesional maduro, inteligente y que comprende muy bien el deporte del baloncesto, y dispuesto a adoptar una posición subalterna si con eso se consigue que el equipo tenga más probabilidades de ganar. Pau era más cooperativo y se adaptó en seguida al modelo de juego que impulsaba Jackson, “el triángulo ofensivo”.
Según Jackson, Pau tenía un comportamiento amable y eso ayudó a modificar el clima emocional del equipo. Su llegada también permitió que varios jugadores mostraran facultades hasta entonces ocultas e incluso hizo que Kobe dedicara más atención al juego y permitir que otros jugadores lanzasen, haciéndole así un mejor jugador global de equipo y un mejor líder.
Por lo tanto, varias cuestiones muy interesantes en este artículo acerca de Pau Gasol:
El ego de las personas puede acabar convirtiéndose en una enorme barrera para el propio crecimiento y para el de los demás. Habría pues que preguntarse respecto al ego propio y a cómo lo estamos manejando en las organizaciones. ¿Aporta o bloquea? Imagínate que en tu área de responsabilidad eres tan bueno como Jordan o Bryant y luego pregúntate si podrías ser mejor aportando y colaborando, o si tu ego es demasiado grande y solo te preocupa meterla tu en la canasta.
La personalidad de Pau tal y como la presenta Jackson nos habla de una buena persona, muy buen profesional, inteligente y con una visión de que su yo está para aportar a los demás, para crecer, colaborar y conseguir entre todos resultados.
Ahora piensa en tu trabajo y en tu organización. ¿Podrías tener la misma actitud que Pau, incluso aceptando una posición subalterna durante el partido para obtener resultados?
Puede que ya seas un profesional sólido y de cierta edad, pero cual sería la respuesta si te preguntases respecto a si te has distanciado de tu ego y te estás implicando plenamente en la experiencia de grupo/equipo.
La idea de amor, tal y como la concibe Phil Jackson, en un entorno como el deportivo ¿te parece una cursilada?, ¿crees que es inviable en el entorno laboral en general y en tu entorno laboral en particular?
Te dejo esas preguntas. Las respuestas son tuyas. Y en esas respuestas aparecerán modos y maneras diferentes de afrontar nuestras responsabilidades profesionales y de vivir nuestro trabajo. Una vez más, de ti depende.
Gracias Pau por enseñar no solo en la cancha, sino también fuera de ella.
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