Nos pasamos una gran parte de nuestra vida profesional hablando sobre el cambio, sobre su gestión, sobre si puede ser activo, reactivo o mediopensionista; sobre si el cambio es la única constante y ese ha de ser el nuevo paradigma; sobre si las personas tenemos una gran zona de confort y solo algunos privilegiados son capaces de entender, comprender y adaptarse a ese nuevo signo, por supuesto cambiante, de los tiempos, etc.

Ciertamente, yo no tengo respuestas para muchas de las consideraciones que sobre esto del cambio se vienen haciendo y mucho más desde que todo esto de la digitalización o transformación digital se convirtió en el gran hermano que todo lo observa y controla en el mundo de la empresa y del trabajo.

Me gustaría que le dedicasen unos minutos al artículo de este enlace. Narra de forma muy concreta y hasta emocionante, como como el hospital Ramón y Cajal de Madrid, con miles de empleados y más de 700 camas se transformó (el título del artículo habla del hospital mutante) para enfrentarse a una situación no prevista: el covid.

Y de repente, conforme avanzo en la lectura del artículo descubro la metamorfosis que impacta y hasta emociona: adaptación, flexibilidad, creatividad, abandono de ciertas jerarquías muy establecidas y arraigadas, colaboración, solidaridad, apoyo, esfuerzo conjunto, cuidado no solo de los enfermos sino también unos de otros, uso de los recursos disponibles (que durante mucho tiempo fueron escasos) para funciones diferentes, etc. Y nadie sobró porque todos fueron importantes y necesarios. Y la actitud de cada profesional, desde el más sencillo hasta el más cualificado, fue una suma en aras de un objetivo único: salvar vidas.

Lo que parecía un monstruo de burocracia, lentitud y hasta demasiada plantilla se convirtió en una organización ágil, rápida, colaboradora y sometida a unos niveles de estrés que conforme se lee el artículo descubres que tuvo que ser aún más brutal de lo que uno imaginaba.

Y cuando terminé la lectura del artículo surgieron las preguntas. ¿Qué podemos aprender todos de ello?, ¿qué experiencias para gestionar el cambio se pueden aprender y extrapolar?, ¿qué lecciones pueden ser sumamente útiles para tantas y tantas organizaciones que están inmersas en procesos de cambio y en su interior prima el miedo, la tensión y la incertidumbre acerca del que pasará?, ¿qué lecciones se pueden obtener al leer que todos en ese hospital fueron necesarios, todos aprendieron y todos trabajaron en común?,

Imagino que pueden surgir muchas más preguntas que quizás yo no haya sabido articular.

Es la historia de un hospital, pero es la historia de muchos hospitales que vivieron lo mismo y reaccionaron de la misma manera. Creo que hay en todo ello unas enormes lecciones para un management y para una gestión de personas en las organizaciones que me temo llevan demasiado tiempo mirando hacia el lenguaje y las expresiones grandilocuentes, las abstracciones y los grandes conceptos.

Sospecho que se puede aprender mucho de hacia dónde dirigieron su mirada todos los hospitales que vivieron y siguen viviendo los efectos de esta pandemia: a su gente.

Y la clave fueron las personas, ellas marcaron la diferencia.

 

 

 

 

 

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