Ayer compartíamos en Linkedin una serie de titulares de periódicos que hablaban sobre el incremento de las bajas laborales en España y, de manera especial, entre los menores de 35 años por causas derivadas de la salud mental. Y decíamos que estos primeros meses tras la vuelta de las vacaciones podían ser buenos momentos para hacernos preguntas, escucharnos y mirar lo que llevamos encima.

Los datos nos hablan del aumento de las bajas laborales en general y, concretamente de las derivadas de la salud mental y, en especial, en los menores de 35 años. Datos todos ellos muy significativos desde la pandemia. Muchos jóvenes sienten que no pueden sostener el ritmo, ni el sentido, de lo que hacen.

Ansiedad, burnout y la depresión se han convertido en causas frecuentes de incapacidad temporal.

España se ha convertido en uno de los países con mayor consumo de benzodiacepinas, un medicamento incluido dentro del grupo de los hipnosedantes. En 2020 se consumieron en España casi 110 dosis diarias por cada 1.000 habitantes. Son datos de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes.

Y este es el panorama. Y sucede que un día, sin saber muy bien cómo, nos percatamos de que llevamos a nuestra espalda una mochila. En esa mochila se han ido acumulando, poco a poco y año tras año, muchas cosas relacionadas con nuestra vida personal y profesional. Algunos se dan cuenta pasados muchos años porque esa mochila ha acabado aplastándolos y les ha dejado sin casi posibilidades de continuar.

Pero muchos otros aún están a tiempo de mirar que hay en esa mochila y si se está llenando de cosas propias o están dejando que se llene de cosas y situaciones que no han pedido permiso.

Y la cuestión vital es que esa mochila no se vacía sola. Liderar la propia vida empieza por saber qué llevamos encima, qué nos pertenece y qué no. Y, sobre todo, por decidir qué queremos seguir cargando.

En Senderos de Silencio proponemos un momento y un tiempo para detenerse, mirar dentro y recuperar la voz propia. Porque liderar la propia vida no es producir más sin ton ni son, sino vivir con más conciencia. Es preguntarse: ¿qué parte de mí está esperando ser escuchada?, ¿quién soy y quien quiero ser?, y ¿qué quiero hacer con lo que soy?

Hemos de empezar a reflexionar acerca de la relación que tenemos con nosotros mismos y para ello es necesario mirar la mochila y averiguar lo que hay que mantener y lo qué hay que sacar de ahí.

Y quizás entonces podamos cambiar la mirada que tengamos sobre nosotros mismos y también la que hayamos construido sobre el mundo que nos rodea.

 

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