En el año 2012 tuve la oportunidad de leer el libro “Prepárate, el futuro del trabajo ya está aquí” de la profesora de la London Business School, Lynda Gratton.

Me gustaría traer a colación algunas de las reflexiones que esta profesora escribió en aquel libro.

  • La idea de juego y diversión en el entorno profesional frente a la realidad de una organización administrativa y fría.
  • La necesidad de cultivar las propias credenciales profesionales, lo que hoy se denomina marca personal (aunque a mi eso me parezca que nos hace parecer cada día más, meros objetos)
  • La desaparición de las relaciones perdurables en el entorno profesional. Asimismo, una relación entre empresa y trabajador que ya no se parece a la que se genera entre padre/hijo. Ya no se es el “hombre de la organización”; cada vez más muchas personas pueden comenzar a decidir sobre su propio futuro, la libertad para elegir sobre el presente y el futuro laboral de cada uno. Y todo ello implica una mayor responsabilidad sobre la vida laboral que se construye, dejando de ser, poco a poco, una mera “pieza en el engranaje”
  • Evidentemente, en relación con el párrafo anterior la importancia del conocimiento y de la gestión de uno mismo. Una vida con sentido depende cada vez más de un trabajo con sentido.
  • El trabajo como un lugar de experiencias productivas. Qué tipo de experiencias generamos porque ya no es tanto el dinero (y en consecuencia lo que podemos consumir, el estatus, etc.) sino valorar la importancia de lo que aportamos, porque lo que tenemos y poseemos ya no es lo que nos define.
  • La tecnología en el entorno laboral favorece que el trabajo se pueda desempeñar no ya en un entorno físico concreto y siempre el mismo (lo hemos visto de forma evidente con el teletrabajo), pero eso puede generar problemas de aislamiento, desconexión, fragmentación, etc., que hagan necesario el pertenecer a comunidades regeneradoras.
  • El valor del conocimiento, lo que sabemos, lo que aprendemos. Algo de lo que ya Drucker escribió muchos años antes.

Han pasado 10 años desde la publicación del libro, pero estoy seguro de que todos esos puntos, a los amables lectores de estas líneas, les sonarán bastante.

Tengo para mí que todos esos cambios se han ido generando debido al modo de ver y entender el trabajo por parte de muchas personas que en los últimos años se han ido incorporando al mercado laboral. Si cambia uno de los elementos esenciales en el modelo de economía de mercado en el que vivimos, hemos de preguntarnos si también está cambiando el otro, la empresa. ¿Está cambiando de verdad o solo está llevando a cabo labores cosméticas apelando “ad nauseam” al mantra ese del talento? La cosmética puede ser, en ocasiones, muy eficaz, consiguiendo hacer realidad aquella magnífica frase de El Gatopardo de Lampedusa: “si queremos que todo siga como está, hace falta que todo cambie

En fin, pese a lo complicado que es el mundo en el que nos ha tocado vivir, creo que desde el punto de vista de lo que es la empresa, el trabajo, su sentido, su valor, la importancia y trascendencia de la persona, etc., son tiempos, casi me atrevo a decir, que apasionantes.

No deberíamos dejar que se conviertan en tiempos mediocres.

 

Share This