Recientemente se ha estrenado la película Vida Oculta, dirigida por el director norteamericano Terrence Malick.

Esta es de forma muy resumida la historia que cuenta. Austria ha sido anexionada al Tercer Reich y los austriacos se verán plenamente involucrados a luchar con Alemania en la Segunda Guerra Mundial. Un campesino austriaco Franz Jägerstätter, se negará, cuando es alistado, a jurar fidelidad a Hitler. Sus profundas convicciones religiosas como católico le impiden, en conciencia, hacerlo. Todo esto acabará trayendo consigo su prisión y su condena. Asimismo, su mujer se verá presionada e insultada por los que eran sus vecinos e incluso amigos dado que ahora, en su pueblo, todos parecen seguidores fieles del Tercer Reich. Además, tendrá que vivir esta situación con tres hijas pequeñas, y aunque con ella conviven su hermana y su suegra, ninguna de ellas será comprensiva con la decisión de Franz.

Quisiera, también, centrarme en algunas de las reflexiones que escuchamos a Franz a lo largo de la película. Cuando le proponen que firme y acepte el juramento para poder ser libre, su respuesta será que “ya soy libre”; cuando le preguntan si tiene derecho a hacer lo que está haciendo, presionándole con la situación en la que está su familia, afirmará ¿tengo derecho a no hacerlo? En el último encuentro entre Franz y Fani ella le dirá “haz lo correcto”. Franz será declarado beato por Benedicto XVI en el año 2007.

Es quizás el momento de hacernos algunas preguntas con respecto a esta historia.

¿Qué habríamos hecho nosotros si hubiéramos estado en el lugar de Franz?, ¿le habríamos dicho a Franz en el último momento “haz lo correcto” tal y como se lo dice su mujer Fani?

Es el momento de preguntarse (y lo desconozco todo al respecto) acerca de la reacción de sus vecinos cuando la guerra hubo acabado y Alemania fue derrotada; cuando poco a poco se fueron conociendo los efectos de un regímen criminal como el nazismo. ¿De qué manera mirarían a Fani, la mujer de Franz, a la que habían despreciado e insultado?, ¿Agacharían la cabeza al cruzarse con ella?, ¿la pedirían perdón?, ¿si hubiéramos sido vecinos cual habría sido nuestro comportamiento?

La película termina con un texto de la escritora George Elliot que conviene no olvidar: “que el bien siga creciendo en el mundo depende en parte de actos no históricos; y que las cosas no vayan tan mal entre nosotros como podría haber sido se debe en parte a aquellos que vivieron fielmente una vida oculta y descansan en tumbas que nadie visita»

Vivimos en un mundo en el que quizás muchos deseamos ser famosos y conocidos, aunque solo sea durante unos instantes, y deseosos de poseer y tener más. Descubrir que hubo alguien de quien durante muchos años no hemos sabido nada, que vivió una vida oculta e hizo lo que hizo por buscar el bien y no la fama, el prestigio o el poder, creo que nos interpela y debiera hacernos reflexionar.

Personas como Franz y Fani nos reconcilian con la naturaleza humana. Ellos, y muchos otros de los que casi nada sabemos, son los que nos permiten pensar que aún hay esperanza.

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