No, estas líneas no van de la victoria del Real Madrid frente al Manchester City. Estas líneas van de algo que parece sucedió en ese campo durante el encuentro entre ambos equipos.
El pasado viernes en el periódico EL MUNDO escribía Jorge Bustos una magnífica columna en la que narraba el trabajo de un hombre llamado Rafael y que trabaja como auxiliar de seguridad en el Santiago Bernabéu. Según lo definía en lenguaje coloquial el columnista, “un segurata mileurista”. Lo que contaba Bustos me pareció de enorme interés por lo que enseñaba y por lo que podíamos aprender de ello.
La columna nos relataba que la misión de ese “segurata “no era mirar a lo que sucedía en el campo sino mirar a la grada pase lo que pase en el terreno de juego, y ello con independencia de si te gusta o no el fútbol, o si eres seguidor del equipo que juega cuando te toca vigilar esa grada.
Y ahora, recojo las palabras literales de Jorge Bustos en su columna “cuentan los que lo vieron que no se giró una sola vez. Que a medida que el campo rugía, él hundía más los pulgares en la pretina del pantalón. Llegó el minuto 90 y su boca seguía rígida, pero sus ojos se empezaban a humedecer. Llegó el 91 y el suelo retumbó. Basculó sobre un pie, luego sobre el otro, y por fin, sin poder contenerse, se repasó los labios secos con la lengua, alzó despacio el puño derecho hasta la altura del vientre y lo agitó rápido, crispado, triunfal. Pero no se giró”
Y cuando terminé de leer el artículo no podía dejar de pensar acerca del modo y manera en que un “segurata mileurista” nos daba a todos una lección de profesionalidad en el trabajo y de sentido de la responsabilidad. Porque si cada uno de nosotros nos comparásemos con Rafael es posible que no saliéramos muy bien parados y, seguramente, hasta pondríamos en duda la veracidad del relato que nos traslada el periodista diciendo por lo bajinis “seguro que se dio la vuelta en algún momento”
Hacer bien el trabajo. Con que rapidez y facilidad podemos pronunciar la frase. Lo curioso es que, a veces, nos sorprenden comportamientos de este tipo porque nos parecen sorprendentes cuando esa debiera ser la tarea de todos, hacer bien nuestro trabajo: ser eficientes y eficaces.
Ojalá llegue un día en que esos comportamientos no nos sorprendan. Habrá sido gracias entre otros a ti “segurata mileurista”. Gracias, Rafael por lo que nos has enseñado.
Yo me habría dado la vuelta, jajajaja.