Living es un remake de una obra del director japonés Kurosawa, Ikiru. En Living participa como guionista el autor japonés Kazuo Ishiguro autor de “Los restos del día” que dio lugar hace años a otra magnífica película “Lo que queda del día”

Mr Williams es el personaje principal de Living, un funcionario en el Londres posterior a la II Guerra Mundial. Alguien vestido de la misma manera que muchos otros y que a diario realiza un trayecto de ida y vuelta a una oficina que cuando apareció en pantalla me hizo recordar las viñetas de la “oficina siniestra” de La Codorniz.

Una oficina llena de bandejas, repletas de papeles (expedientes), y de humo. Una oficina que también nos habla de una cierta deshumanización de quien allí trabaja a la vista del modo en que se relacionan entre ellos y el modo en el que solventan las posibles peticiones, gestiones y solicitudes de los ciudadanos administrados. En ese sentido, hay una escena memorable de como marear un expediente, como no tomar ninguna decisión y finalmente archivar unos papeles que representan siempre los posibles anhelos y necesidades de otras personas. La eterna burocracia a la que no es ajena, por supuesto la Administración, pero tampoco la empresa privada.

En ese ambiente conocemos a Mr Williams un jefe que supervisa a cuatro personas. Alguien que soñó desde niño con ser funcionario quizás con la idea de ser un buen servidor público, pero que con el tiempo se ha convertido en una especie de mueble más en esa oficina.

Cuando Mr Williams recibe la terrible noticia sobre su salud algo en él despierta y le hace revisar lo que ha sido su vida y plantearse que va a ser de la misma en el tiempo que le queda. Es el momento de descubrir algunas cosas: la alegría de las personas, una sonrisa, el placer de tomar una buena cerveza mientras se conversa con otra persona, los niños en un parque, etc. Es el momento crítico que, lamentablemente, los seres humanos parece que solo somos capaces de descubrir cuando la vida se tuerce de manera radical y puede que ya no haya marcha atrás.

Mr Williams si vivirá su propia redención en el tiempo que queda por vivir. Y eso es lo que hará nuestro personaje. Redimirse como ser humano y como funcionario dejando así un legado positivo.

A mi juicio la película nos facilita algunas enseñanzas que convendría no desdeñar.

Nos muestra como un ser humano que quizás algún día soñó en ser de una manera, puede acabar convirtiéndose en lo que no quería sin casi darse cuenta. Nos enseña, también, como un trabajo puede convertirnos en un mueble o prolongación de una oficina, puede roernos el alma sin que nos demos cuenta. Y todo ello pese a que hoy en día trabajemos en “espacios saludables” (como se les denomina ahora) aparentemente alegres, llenos de luz, colores y sin humo.

Creo sinceramente que ninguno debiéramos esperar a entrar en una crisis radical para examinar el modo en el que estamos viviendo, la manera en la que estamos trabajando y en lo que nos podemos estar convirtiendo. La vida, raras veces, da segundas oportunidades.

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