Una de las cosas que se menciona mucho últimamente en Linkedin es el modo en el que se conducen las entrevistas de selección de personal, el tipo de preguntas que se hacen, lo que interesa al entrevistador, etc. En paralelo, se habla mucho de cómo se han de manejar esas entrevistas, el tipo de respuestas que se debe de dar a ciertas preguntas, lo que se ha de hacer antes de la entrevista, las preguntas que se deben de hacer, etc.

En relación con lo anterior, pongamos el foco en las personas que ya tienen una cierta experiencia profesional. Parece lógico que si una persona con experiencia profesional está en una entrevista de selección es porqué se está planteando un cambio. Y para plantearse un cambio se ha tenido que hacer un ejercicio muy potente de introspección respecto a las razones que llevan a plantearse ese cambio. Y más importante aún, debiera haber habido un proceso de introspección igual de potente o más con respecto a uno mismo. El saber quién soy, lo que me va, lo que mejor puedo hacer, aquello para lo que estoy más cualificado, debiera tenerlo en mi cabeza casi como si fuese una oración que se pudiera recitar en cualquier momento. Solo cuando se quién soy, estoy en condiciones de saber cuál será el mejor lugar para realizar mi aportación.

Las peores preguntas (más allá de las muchas chorradas que con frecuencia se plantean en los procesos de selección) son aquellas para las que no tenemos respuesta por falta de conocimiento de uno mismo o si las tenemos, están llenas de lugares comunes.

Necesitas saber quién eres, para saber quién quieres ser; necesitas saber del momento que vives para saber qué momento quieres vivir; y necesitas conocer tus posibilidades y capacidades para averiguar donde podrás contribuir más y mejor.

La pregunta que has de hacerte es si dispones de ese conocimiento.

Plantearte donde quieres llegar, averiguar a qué lugar perteneces es muy complicado si desconoces cuál es tu punto de partida.

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