Releo en estos días dos libros de Peter Drucker. El Management del Siglo XXI del año 2000 y La empresa en la sociedad que viene del año 2002. En ambos, me reencuentro con sus reflexiones respecto a lo que el denominaba “trabajadores del saber” y a su productividad. Y muchas de las reflexiones que realiza sobre el trabajador del saber creo que son plenamente trasladables a los problemas que el “talento”, su «ausencia» y su «retención» están generando hoy en día en las organizaciones. Una vez más, sospecho, Drucker se adelantó a su tiempo.

  • La teoría económica ve al trabajador como un coste y no como un activo. El trabajador del saber se ve como un activo, y un activo hay que conservarlo.
  • El trabajador del saber es dueño de sus medios de producción, los lleva entre oreja y oreja.
  • Trabajan en una organización, no pertenecen a ella. Ha desaparecido aquel trabajador de la organización cuya vida laboral era planificada por completo desde la propia empresa.
  • Es probable que su primera lealtad sea hacia su área especializada de conocimiento más que hacia la organización. Se identifica más con su campo de saber.
  • Son profesionales que esperan ser tratados como tales, no se identifican como trabajadores. Son personas que se ven a si mismos como iguales a quienes contratan sus servicios. Quizás se vean más como socios. Y a un socio hay que tratarlo de otra manera.
  • La sociedad del saber es una sociedad más de seniors y juniors que de jefes y empleados.
  • La organización los necesita a ellos, más que ellos a la organización. Tienen plena movilidad. Quizás el trabajador del saber, el talento ya no sea la parte débil de la relación de trabajo. Quizás tengamos que hablar de trabajo y no de empleo.
  • Plantea que han de ser tratados como voluntarios: quieren saber lo que trata de hacer la empresa y hacia donde va (misión y valores).
  • Buscan logro y responsabilidad personal, aprendizaje y formación continuos.
  • Buscan y quieren respeto en su campo de saber, esperan poder tomar decisiones en su propio campo.

Estoy seguro de que estas consideraciones hechas hace ya años por Drucker pueden aportar algo de luz respecto al problema que parece que el “talento” y su retención están planteando en multitud de organizaciones.

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