
En el Informe Radiografía de Empleos y Sectores Emergentes 2025, elaborado por DigitalES en colaboración con InfoJobs, aparece que tan solo el 0,32 % de los candidatos inscritos en ofertas de empleo durante 2024 incluyó alguna de las habilidades blandas que organismos como el World Economic Forum consideran esenciales, por ejemplo pensamiento analítico, innovación, resiliencia, aprendizaje activo, pensamiento crítico, entre otras.
Es un dato que nos pone delante una realidad preocupante: muchos jóvenes, y otros no tan jóvenes, desconocen las competencias personales y profesionales que ya poseen, y las que no tienen y cabe la posibilidad de que se formasen en ellas. Y esa falta de autoconocimiento limita sus posibilidades de desarrollo laboral y personal.
En un reciente especial sobre Formación del periódico El Economista del pasado mes de septiembre otra serie de datos:
El 60 % de los estudiantes españoles considera que no está preparado para el mercado laboral al finalizar la educación obligatoria.
El 70 % de los trabajadores en España sufre el síndrome del impostor, lo que revela una profunda desconexión entre el potencial personal y la percepción de competencia profesional.
Pese a todo ello, cerca de un 70 % de los jóvenes espera trabajar como profesional tras sus estudios, lo que muestra una voluntad clara de avanzar, aunque sin las herramientas internas necesarias para hacerlo con confianza. ¿Podrían hacerlo aun más si dispusieran de esas herramientas y conocimientos? Estoy seguro de que sí.
En un entorno cada vez más tecnológico, donde las máquinas ejecutan tareas, pero la dirección y el sentido deben seguir dependiendo de la persona, resulta indispensable fortalecer ese liderazgo interior que es el que nos orienta para conocer nuestro lugar en el mundo. Es por ello por lo que no hay mejor liderazgo que el que nace de un profundo conocimiento de uno mismo, fruto de un ejercicio de reflexión consciente sobre las propias capacidades, valores y propósito.
Hubo un tiempo en el que era habitual hacer ciertas chanzas acerca de preguntas del estilo de ¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy? Hoy, sabemos que no tiene demasiado sentido hacer bromas al respecto. Saber de uno mismo, saber lo que nos habita (una expresión que nos encanta) es algo necesario si se quiere responder a lo que la vida nos pide de manera constante.
Va siendo hora de que hagamos caso a lo que Platón nos dice en sus Diálogos, concretamente en el Fedro cuando afirma “primero debo conocerme, como dice la inscripción délfica; sentir curiosidad por lo que no me concierne, hallándome todavía en ignorancia de mi propia personalidad, sería ridículo”
Y si eres joven no pienses que tienes tiempo por delante para ello. No te confundas, no lo tienes.
Gracias Emilio. Lo leeré con calma en cuanto me sea posible.
Muy bueno
Nada se puede realizar sin conocimiento de sí mismo, sin un conocimiento interio
Muchas, muchas gracias Juana.
Tal vez como nunca antes, la aseveración que genera tu artículo tiene una vigencia y pertinencia que raya en la categoría de «urgente aplicación». Realmente siento que siempre la ha tenido, lo que sucede es que se asociaba a cosas poco importantes a considerar, cuando la productividad y la generación compulsiva de dinero era lo que importaba. En la medida de que concienticemos el daño que produce las acciones sin hacerse las preguntas ¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy?, produce daños a largo plazo que muchas veces es irrecuperable. Gracias por traer este tema y presentarlo de manera. Saludos
Querido Arnaldo:
Son las preguntas que nos pueden ayudar a construir una vida verdadera. Gracias.
«no hay mejor liderazgo que el que nace de un profundo conocimiento de uno mismo» está frase me llegó al ❤️ Cuanta verdad hay en ella. La curiosidad y humildad en reconocer que somos eternos aprendices ayuda a ser mejores personas y profesionales. Excelente artículo, con un alto nivel de contenido para reflexionar y algunas crudas verdades
Hola Mare:
Gracias por tu comentario. Y que gran verdad eso que escribes de que somos eternos aprendices. Un cordial saludo.