En las escenas finales de Salvar al soldado Ryan, asistimos con emoción al mensaje que el capitán Miller le dará a Ryan antes de morir: “Ryan, hágase digno de esto, merézcalo”.

Nosotros, hoy en día, no vivimos una guerra, aunque en muchos lugares se use un lenguaje bélico, pero si vivimos una situación insólita que contemplamos con miedo, perplejidad y no siempre con esperanza.

Cuando desde el punto de vista médico podamos volver a salir de nuestras casas, tocarnos y abrazarnos, sabemos que nos esperan, una vez más, tiempos recios y llenos de incertidumbres económicas y laborales.

Habrá muchos que mantendrán su trabajo, su empresa, su negocio, su posibilidad de seguir viviendo de su esfuerzo y trabajo. Todos ellos, creo, deberían pensar en las palabras del capitán Miller:  “hacerse digno”, “merecerlo”. Me pregunto entonces respecto a la actitud que muchas personas tomarán, me pregunto respecto a la actitud que yo mismo tomaré.

¿De qué manera elegirán seguir viviendo, quizás como si nada hubiese ocurrido?,

¿Cuál será la mirada que dirigirán a los demás, a aquellos que no han tenido esa suerte?,

¿Se volverán sobre sí mismos encerrándose o extenderán sus manos a los demás?

Cuándo pasen los años y miren hacia atrás ¿de qué manera les gustaría ser recordados por su actitud en estos tiempos?

Hoy en día, nuestros corazones se emocionan y aplauden el trabajo de tantas personas que dan la cara de forma directa frente a la enfermedad o de forma indirecta garantizando que nuestro mundo conocido siga funcionando. Hay en ellos responsabilidad, ejemplaridad, servicio y sentido de pertenecer a una comunidad.

Sinceramente creo que nos marcan el camino y nos están dando una maravillosa lección de vida y esperanza de la que aprender. En cierto modo, nos están diciendo, para los tiempos que luego vendrán: “hazte digno de todo esto, merécelo”.

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