Tomé este verano la decisión de volver a leer El Quijote. Habían pasado muchos años desde que lo había leído y era evidente que aquella lectura lo fue más por obligación que por devoción y ganas. Y cuánto agradezco haber dedicado una parte de mi tiempo, bajo la canícula, a leer las aventuras de tan ilustre y desventurado, o no, caballero. Qué bien me lo he pasado. Cuánto me he reído, cuánto me he asombrado y cuánto me han hecho reflexionar los textos escritos por don Miguel de Cervantes, hace ya más de quinientos años.
En el Quijote hay una reflexión del caballero acerca de la libertad, reflexión muchas veces citada y mencionada por tantos y tantos: la libertad, Sancho, es uno de los más preciosos…. Pues bien, después de ella hay otra que me parece tan interesante como ésta. Esta reflexión habla acerca del regalo y abundancia que habían tenido en el castillo del que se marchan. Dice don Quijote “pues en mitad de aquellos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve me parecía a mi que estaba metido entre las estrechezas del hambre, porque no lo gozaba con la libertad con que lo gozara si fueran míos, que las obligaciones de las recompensas de los beneficios y mercedes recibidas son ataduras que no dejan campear al ánimo libre. ¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un trozo de pan sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo cielo!
Y tengo para mi que Cervantes nos insiste de manera muy profunda en la importancia de la libertad, en la necesidad de vivir sin ataduras, en experimentar de verdad el ánimo libre. Si pensamos en como vivimos con relación a tantas cosas, si pensamos en como vivimos en relación con el trabajo nuestro de cada día, puede que nos demos cuenta de que no seamos de los venturosos cuya única obligación sea agradecer al cielo.
Quizás por ello, cuando están llegando de nuevo a su pueblo, ya al final de su rocambolesca historia Sancho proclama aquello de “recibe a tu hijo Don Quijote, que, si viene vencido de los brazos ajenos, viene vencedor de si mismo, que según él me ha dicho, es el mayor vencimiento que desearse puede”
La libertad Sancho…..
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