Aprovechando el confinamiento se me ocurrió disfrutar de la película Apolo XIII y la verdad es que después de tanto tiempo la he visto con otros ojos e investigué un poco.

Hace cincuenta años que ocurrió el incidente y tres astronautas volvieron a salvo a la Tierra. Su misión es considerada el «fracaso con más éxito» en la historia del Programa Espacial de los Estados Unidos. Quien no recuerda «Houston, tenemos un problema».

Si bien nunca lograron su misión original de aterrizar en la luna, hay muchas lecciones que aprender de los líderes que creyeron que fracasar no es la opción más adecuada cuando hay cosas importantes en juego como es la vida propia.

Su historia es una buena guía para los líderes que desean inspirar a las personas que los rodean a fortalecerse cuando se enfrentan a la adversidad.

Y es que Gene Kranz, el Director de Vuelo,  dejó claro a todos que su creencia de que la nueva misión, traer a los astronautas, iba a tener éxito y creó un sentimiento de urgencia para que los equipos usaran todas sus competencias para resolver el problema.

Si alguien comenzaba a quejarse, culpar, o decir por qué no se podía hacer algo, le decía que siguiera trabajando en el problema hasta que lograra el objetivo que tenía. Buscaba opciones y nunca el fracaso era uno de ellos.

Cuando darse por vencido es una de las opciones, es mucho más fácil  aceptar excusas de por qué no se puede hacer algo más complicado de lo normal.

El papel de Kranz como líder era continuar aclarando el objetivo, enfatizar por qué el éxito era la única alternativa e inspirar a las personas a seguir dando su mejor esfuerzo para resolver el próximo problema. Para él lo importante eran los comportamientos de las personas, no sus creencias.

Nunca invirtió tiempo en discutir sobre si se podía implantar una solución o juzgar a un individuo por sus dudas. Desafiaba a las personas a crear y probar nuevas ideas para resolver los problemas.

Como resultado de su inspiración e influencia su equipo no se rindió y poniendo experiencia, competencias, creatividad y todo lo que tenían dentro, ayudaron a los tres astronautas a regresar.

¿Cuál es tu misión «imposible» para 2020 después de lo que estamos viviendo?

Lo que servía en el mes de febrero ya no sirve en mayo.

Los líderes deben ser conscientes de cómo están sus equipos y ser lo más empáticos sobre cómo se sienten. Las personas necesitan ser escuchadas.

¿Y si como líderes aceptamos la responsabilidad de crear una misión digna «imposible» y una cultura de «el fracaso no es una opción» para las personas que lideramos?

¿Y si reunimos a nuestros equipos para crear soluciones positivas para cada problema que nos llega?

Si elegimos aceptar este desafío de liderazgo las personas que nos rodean dirán que convertimos lo que podría haber sido el mayor desastre en nuestro mejor momento, y que fuimos capaces de sacar lo mejor de los que nos rodean.

¡¡¡A POR ELLO¡¡¡

Share This