Tengo para mí que vivimos un modelo de relación en la que hay muchas personas que solo son capaces de ser siendo por contraposición a otro. Algo que se masca muy bien en el mundo de la política donde casi nada de lo que afirman los políticos es en relación consigo mismos, sino en contraposición al otro, convirtiéndolo no solo en adversario sino casi en enemigo.

Me parece que algo de esto pasa también en la empresa, se es en tanto en cuanto hay otro al que tengo enfrente. Si soy de ventas siempre tengo enfrente al de marketing, si soy de producción tengo enfrente a la ingeniería que piensa que todo se puede fabricar sin problemas, si soy subordinado siempre tengo al jefe que es un inepto y no sé porque está en ese puesto, si soy jefe siempre tengo unos colaboradores que no hacen nada. Es a través de la negación de los otros, de resaltar su ineptitud o error como afirmo mi ser, mi autoridad, mi “yo”. En ese proceso me afirmo y soy más “yo”. Así, no es de extrañar contemplar a ciertos Comités de Dirección en los que las relaciones son nefastas y el terreno común casi no existe. Han convertido la empresa en un lugar donde pelear y en la que el “adversario” no es la competencia externa sino quien ocupa el despacho de al lado.

Ryszard Kapuscinski en su libro Ébano relataba, al referirse a la vida del africano en la selva, “que solo dentro de un grupo bien avenido se podía hacer frente a unas adversidades de la naturaleza que no paraban de aumentar. Y una de las condiciones de la supervivencia del grupo consistía precisamente en compartir con otros hasta la cosa más insignificante.”

Por otro lado, Magic Johnson afirmaba que una de las cosas que más valoraba de su trabajo era “poder hacer mejores a sus compañeros”.

El mundo que vivimos hoy, a pesar de sus grandes mejoras, no se diferencia en muchas ocasiones de esa naturaleza que señalaba el escritor. Es un mundo que necesita de personas que trabajen, entre otras cosas, por hacer mejores a sus compañeros; es un mundo que necesita la colaboración y el encuentro con el otro, no su negación. Solo seremos más y mejores personas a través de los demás.

“Sal fuera”, sal de ti mismo y llega al otro para crecer y que ese crecimiento te haga ser cada vez mejor.

Ese es uno de los propósitos que estamos desarrollando desde Senderos de Silencio, que sin renunciar al “soy” puedas gritar fuerte “somos”.

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