Una de esas noticias que debiera de llenarnos de un cierto bochorno colectivo es la salida mediante ERE de miles de personas del sector financiero y todo ello bajo el argumento de la necesidad de concentración en unos casos para poder seguir siendo competitivos, y en otros argumentando que si no salen unos miles se está jugando con el futuro de todos. Yo no voy a negar la necesidad de realizar restructuraciones (magnífico eufemismo la verdad sea dicha) para poder seguir siendo competitivos en un sector y un mercado que ha cambiado como de la noche al día.
Mi reflexión camina en otro sentido. Desde la crisis del 2008 no era ningún secreto que esa reestructuración tarde o temprano se iba a producir y si eso se sabía, y los gestores principales de esas entidades lo sabían, la pregunta es inevitable ¿qué medidas de anticipación se podían haber tomado?, ¿podían haberse previsto planes formativos o de algún tipo para conectar el perfil de muchas (miles) personas a las competencias que el mercado de trabajo estaba comenzando a demandar en ese momento, especialmente desde el punto de vista tecnológico?
La inmensa mayoría de las personas que se irán a la calle son personas con una sólida formación, acostumbrados a trabajar con cifras, datos, con el cliente, a vender, etc. Hay innumerables competencias aprovechables y una experiencia de unos cuántos años que no debiera caer en saco roto. ¿Y todo lo que se las va a ofrecer es una interesante indemnización, una cierta orientación laboral bajo el formato de outplacement, la posibilidad de un convenio especial para atenuar el impacto de la prejubilación en unos casos, etc.?
Ahora que se habla tanto del reskilling y del upskilling, en terminología tan moderna ¿nos vamos a permitir la pérdida de tanto talento? ¿nos lo podemos permitir?, ¿nos podemos permitir el gasto público de una prestación de desempleo a personas, en la gran mayoría, en una edad con plena capacidad de rendimiento?
A veces me pregunto que, si a los gestores de una organización hay que juzgarles por los resultados, estamos ante un evidente caso en el que los resultados no me parece que sean para tirar cohetes. Han dejado que todo llegara, poco a poco, y ahora piensan que todo se solucionará con dinero en la mesa de negociación y bajo la amenza de que de no hacerlo las cosas irán a peor.
Sospecho que la pregunta es tonta, pero ¿habrá habido algún directivo que se haya planteado dimitir por todo esto? No me ha llegado ninguna noticia en ese sentido. Me temo que lo que sucederá es que cuando todo esto pase más de uno verá incrementado su bonus y hasta le veremos predicar en algún elegante acto sobre el talento y el valor de las personas.
Es lo que hay, pero debiéramos comenzar a pensar de otra manera. El mundo evoluciona, pero parece que para muchas cosas seguimos aplicando soluciones del siglo pasado.
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